Ford no supo de Olshevsky hasta meses después, cuando resultó que vivía en San Diego.
Sirvió como su asistente por un tiempo yendo a las bibliotecas para consultar y adquirir copias de artículos científicos.
[6] Más tarde Olshevsky le pidió comisiones de su arte para ilustrar un boletín sobre dinosaurios titulado Archosaurian Articulations.
[10] También ha hecho comisiones artísticas para las revistas Dinosaur Frontline y DinoPress,[11][10] ambas de una editorial publicada en japonés.
[8] Su primer estudio formal publicado en un simposio paleontológico fue un análisis de la anatomía facial de los dinosaurios terópodos y concluyó que con base en la forma del hueso ectopterigoide, los terópodos no habrían tenido labios que lograran recubrir sus dientes cuando estaban vivos.
[17] Los restos fósiles descritos eran cuatro dientes que podrían haber sido de un tiranosáurido joven.