Tom nació el mismo día que Eduardo Tudor, príncipe de Gales en 1537, pero creció en la pobreza extrema con un padre alcohólico y abusivo, de quien su madre y hermanas, las gemelas Bet y Nan, siempre intentaban proteger.
A pesar de su pobre estatus, Tom se convirtió en un muchacho bien educado y aprendió latín del Padre Andrew, un sacerdote local.
Ambos niños deciden cambiar de lugar con el fin de conocer mejor la vida del otro, pero accidentalmente Eduardo es confundido con un mendigo y echado del palacio por los guardias.
Poco después, el rey Enrique VIII muere y Eduardo es el siguiente en la línea de sucesión, quien en realidad no es otro más que Tom.
En el final del libro se menciona que Tom vivió hasta la vejez, mientras que Eduardo murió trágicamente a la edad de 15 años.