Timón el Silógrafo

Escribió poemas filosóficos satíricos llamados Silloi (Σίλλοι), de donde viene su sobrenombre.

Al mayor de ellos lo llamó Janto, le enseñó la medicina, y fue su sucesor.

Dicen que habiéndole preguntado Arato cómo se podrían conseguir íntegras y sin errores las obras de Homero, respondió que solicitando ejemplares antiguos, y no los ya enmendados.

Escribió Poemas, Versos, Tragedias, Sátiras, treinta dramas cómicos, sesenta trágicos y varias obscenidades, además de 20.000 versículos en prosa, de los cuales hace memoria Antígono Caristio, que escribió su vida.

En ellos, como escéptico que era, vierte mordacidades y sales contra todos los dogmáticos, trovándoles sus dichos.

Timón no tuvo sucesor en la secta, como dice Menodoto, y quedó abandonada hasta que la restauró Tolomeo de Cirene.

A Heráclides oyó Enesidemo Gnosio, el cual escribió ocho libros acerca de los Raciocinios pirrónicos.

De este fueron discípulos Menodoto Nicomediense, Médico Empírico y Tiodas Laodiceno.