Con la llegada del siglo XX la población humana aumentó y se aclararon cada vez más zonas de bosque tropical para destinarlas al cultivo; también se persiguió duramente a los tigres por el miedo que inspiraban.
Tras la Primera Guerra Mundial, varios cazadores occidentales llegaron a la parte oeste de la isla (única zona donde habitaba para entonces) y abatieron animales por deporte.
Durante la década de 1940 y en menor medida hasta 1972 se produjeron varios avistamientos no confirmados, pero en fechas posteriores la extinción ya se puede considerar totalmente segura.
Hoy en día, los escasos restos del bosque original que quedan en Bali son demasiado pequeños para mantener a un gran felino viviendo en ellos.
Los tigres son buenos nadadores, y en ocasiones se les ha observado vadeando pequeños brazos de mar.