La tienda de raya era un establecimiento de crédito para el abasto básico, ubicada junto a las fábricas o haciendas y donde los obreros o campesinos eran obligados a realizar sus compras.
Las tiendas de raya en México, que no se diferenciaban de las de sus similares en otros países como Estados Unidos, Inglaterra o Francia, tuvieron auge a finales del siglo XIX y principios del XX durante el gobierno de Porfirio Díaz, quien dio amplias concesiones a empresarios y hacendados, nacionales y extranjeros, para explotar los recursos naturales.
El pago a los trabajadores se hacía mediante vales o fichas ("monedas" acuñadas por la fábrica o hacienda) que sólo se podían canjear en la tienda de raya del patrón, quien recuperaba todo el dinero erogado en pagar los sueldos ya que por lo general revendía los productos a un precio más alto.
El trabajador no podía cambiarse de hacienda o fábrica sin antes saldar la deuda y si llegaba a escapar era perseguido por la policía para llevarlo de regreso.
Cobrar un sueldo en la tienda de raya, se decía "rayar"; a principios del siglo XXI, en México los obreros aún suelen emplear el término como sinónimo del cobro de salario, aun cuando sean o no analfabetos.