Para la preparación, Madonna quería que fuese un reflejo de sí misma y colaboró con la diseñadora Maripol para el vestuario.
El primer concierto en Detroit se grabó y posteriormente se puso a la venta en VHS y Laserdisc bajo el título Madonna Live: The Virgin Tour, que llegó a lo más alto de la lista Top Music Videocassettes de Billboard y recibió dos discos de platino por la Recording Industry Association of America (RIAA).
Este frenesí dio origen a un nuevo término llamado Madonna wannabe, que fue reconocido posteriormente por el diccionario Webster en 1991.
[3] La cantante se encontraba muy nerviosa de actuar frente a un gran público y, por primera vez, cantó con una banda en vivo.
Al comentar sobre el desarrollo, mencionó: «Por lo general odio las presentaciones en las que solo hay un artista cantando y una banda patética tocando en el fondo; o conciertos donde hay un roquero que grita a todo pulmón y salta sobre la multitud.
[7] Los ensayos comenzaron a finales de febrero y, entremedio, se realizaron las audiciones para los bailarines.
Madonna quería específicamente bailarines masculinos, pues afirmó que sus «movimientos provocativos» en el escenario funcionaban mejor con hombres a su lado.
[9] Al principio rechazó la oferta ya que se sentía demasiado exhausto, pero después de hablar con la cantante por teléfono, le pareció encantadora y aceptó participar en la gira.
DeMann había solicitado otro grupo llamado The Fat Boys, pero Simmons no los representaba y mintió al decirle que tenían otro concierto esa semana.
También se consideró contratar al trío Run-D.M.C., pero según DeMann este era demasiado caro, por lo que finalmente eligieron a los Beastie Boys.
[10] El escenario circular consistía en tres rampas alrededor del perímetro, que estaban conectadas entre sí, y una larga hilera de escaleras descendía hasta el escenario principal desde la rampa central, que respaldaba a la banda.
[11] The Virgin Tour comenzaba con los Beastie Boys abriendo el concierto por treinta minutos; su DJ, Rick Rubin, los acompañaba mientras hacía la técnica scratch y ellos daban vueltas por el escenario y realizaban gestos indecentes hacia el público.
[13] Tomándose un momento para preguntarle al público cómo se sentía, declaró: «Nunca fui elegida reina del baile, pero ahora me siento como una»;[14] posteriormente, interpretó «Into the Groove», acompañada por una pandereta, y continuó con «Everybody» a la vez que le pedía al público que aplaudiera y cantara.
Luego, aparecía en el escenario lateral y bailaba de manera enérgica mientras las luces la enfocaban.
Más globos caían del techo cuando quitaba su velo y lo lanzaba hacia los admiradores.
[19] Madonna regresaba una vez más al escenario para tomar su abrigo de piel y hacer una reverencia.
[13] The Virgin Tour obtuvo reseñas variadas de los críticos y periodistas musicales.
[15] Robert Hilburn de Los Angeles Times remarcó que hubo momentos del show en los que ella «pudo haber estado fácilmente en un escenario de burlesque» debido a su actitud «constantemente sexy», tanto en sus provocaciones dirigidas hacia el público como en su atuendo.
[26] En reseñas variadas, Maya Hathoray, del Miami Herald, señaló que era «sexy, exóticamente hermosa y sus canciones de funk/pop nos dan ganas de bailar», pero se preguntó si sus actuaciones en vivo estaban realmente a la altura, puesto que en el escenario estaba «extremadamente aburrida en comparación con la personalidad tierna en sus videoclips.
[25] Laura Fissinger del Sun Sentinel fue menos positiva y declaró que a una estrella del pop, por lo general, le toma algo de tiempo ganar un profundio odio significativo de la prensa y el público.
[32] Los 17 000 boletos para los conciertos en el Radio City Music Hall de Nueva York se agotaron en tan solo treinta minutos.
Aunque «Angel», «Borderline» y «Burning Up» se incluyeron en el repertorio, al final no formaron parte del material.
Annie Temple de Philadelphia Daily News comentó que «no era tan halagador» y «era un mal trabajo».
[41] El 24 de mayo del mismo año, subió nuevamente a los diez primeros, en la posición dos.
[43][44] Recibió dos discos de platino por la Recording Industry Association of America (RIAA), en representación a 200 000 copias, y fue reconocido como el vídeo musical más popular en los Video Software Dealers Awards, en septiembre de 1986.
[17] Mary Rourke, de Los Angeles Times, expresó que aquello estaba causando «una sensación en la moda», e incluso las admiradoras cortaban su cabello para asemejarse al de la cantante y tonificaban su cuerpo para verse como ella.
[8] Este frenesí dio origen a un nuevo término denominado Madonna wannabe, que fue reconocido posteriormente por el diccionario Webster en 1991.
[47] La cantante vio esta experiencia como «asombrosa», porque en «cierta manera lo que elegí vestirme o lucirme se volvió una obsesión».
[6] Sam Gower, de Rolling Stone, señaló: «En los años sesenta, las mujeres quemaron sus sostenes, ahora usan cinco a la vez y dejan al descubierto sus ombligos.
Sus números de baile con los hombres durante la gira los muestra como sus subordinados, accesorios con los que juega y domina totalmente».