La mosca II

Al entrar en una cabina de observación con vistas a la bahía 17 descubre que los científicos han vuelto a montar los telepods de Brundle, pero no han podido duplicar la programación que le permitió usarlos con seres vivos.

También le ofrece un trabajo a Martin: reparar los telepods de su padre y se disculpa por el perro asegurándole que su sufrimiento fue breve.

Al ver a su padre describir cómo los telepods mejoraron y energizaron aparentemente su cuerpo, Martin acepta la propuesta de Bartok.

El perro deforme, con un dolor terrible, todavía recuerda a Martin, quien entre lágrimas lo sacrifica para que no siga sufriendo.

Se vuelven amantes, pero Martin muestra los primeros signos de su eventual mutación en un híbrido humano-mosca.

Sin revelar la contraseña, Martin se ve envuelto en un capullo mientras alcanza la etapa final de su transformación.

Bartok interroga a Beth por la contraseña mientras Martin, completamente transformado, emerge de su capullo como una monstruosa mosca humanoide con dos pares de brazos y un tamaño y fuerza mucho mayor a los que su padre poseía al mutar, pero conservando su cordura e inteligencia.

La película acaba mostrando como Bartok ahora se ha vuelto un objeto de experimentación e irónicamente ha sido encerrado y estudiado en el mismo lugar donde fue confinado el perro mutado, debiendo vivir allí como un animal.