Las brujas de Salem

Acabado el bachillerato, trabajó en un almacén de repuestos para automóviles para poder costearse la universidad.

A los 28 años estrenó su primera obra en Broadway, la comedia Un hombre con mucha suerte.

Su consagración definitiva se produce en 1949, con La muerte de un viajante, en la que denuncia el carácter ilusorio del sueño americano.

Era una obra literal sobre un vendedor, pero luego se convirtió en un mito, no sólo aquí, sino en otras muchas partes del mundo.

A pesar de las presiones que sufrió (le fue retirado el pasaporte, no pudiendo viajar a Bruselas para asistir al estreno de una de sus obras), Miller no dio ningún nombre, declarando que, aunque había asistido a reuniones en 1947 y firmado algunos manifiestos, no era comunista.

Esta atmósfera amenazante pesaba sobre la opinión pública estadounidense, que deseaba una política enérgica y ofensiva contra el bloque soviético.

El número de acusados por brujería en estos juicios pudo fluctuar entre 200 y 300.

También se denomina así a un recipiente de laboratorio resistente al fuego y utilizado para fundir sustancias.

Se emplea para extraer los elementos puros de las imperfecciones a través del calor.

En la obra, John Proctor se enfrenta a un proceso que pone en peligro su propia vida, y cuando prefiere morir a traicionar su conciencia, se aprecia que él también ha atravesado el fuego para acabar purificado.

Mister Hale, otro reverendo, es requerido para esclarecer el caso y, sin saberlo, ofrece a las chicas una manera (Did someone force you to do this?)

Hale de hecho les dice que deben decir si vieron a alguien con el diablo, y que si hacen esto, estarán haciendo el trabajo de Dios.

El honor es un tema clave en esta obra, especialmente teniendo en cuenta que al final de la misma muchos de los personajes morirán debido a su honor y su lealtad para con los demás.

Joseph Raymond McCarthy, senador por Wisconsin, en 1954.
Juicio de Martha Corey durante los juicios de Salem, ilustración de 1902.
Crisol.