Fue utilizado en la Segunda Guerra Mundial para impregnar la ropa como una defensa contra el gas mostaza.
[5] El 1,1,1,2-tetracloroetano puede formarse incidentalmente durante la fabricación de otros etanos clorados y liberarse en el medio ambiente como emisiones al aire o en aguas residuales.
[6] El principal metabolito urinario en rata, cobayo, conejo[7] y ratón[8] fue tricloroetanol, con cantidades más pequeñas de ácido tricloroacético.
La hepatotoxicidad se ha relacionado con la facilidad con la cual puede eliminarse un halógeno para producir un metabolito reactivo.
[12] El principal uso actual del compuesto es como materia prima o intermedio químico en la fabricación de tricloroetileno, tetracloroetileno y 1,2-dicloroetileno.
La incidencia de tumores hepatocelulares en ratas macho expuestas fue mayor que en los controles históricos.
[3] Las principales manifestaciones de intoxicación con tetracloroetano son tres: coma, ictericia y oliguria.
La cianosis y depresión del Sistema nervioso central evolucionan al coma, el cual aparece después de 1 a 4 horas.
[2] Se presentan cefalea, temblores, mareo, parestesia periférica, hipoestesia o anestesia.