La posición aceptada por prácticamente todos los judíos ortodoxos es que los sacrificios serán totalmente reanudados en el Templo.
Las traducciones y comentarios de las oraciones en este idioma, tienden a discutir ambos significados en el Judaísmo Ortodoxo.
Los sacerdotes y los levitas están considerados como aún dedicados al servicio Divino, y obligados a presentarse a sus deberes en el servicio del Templo en cualquier momento cuando éste sea reconstruido.
En varias ocasiones durante el siglo II a. C. un templo judío fue construido en Leontópolis, en el nomo egipcio de Heliópolis, que fue cerrado por Roma en el 74 D.C.
La primera rebelión judía fue en el año 70 d. C. y fue aplacada por el general romano Tito, donde fue destruido por última vez el templo de Jerusalén.
La rebelión de Bar Kojba fue la segunda y última rebelión o revuelta judía, que fue aplacada sangrientamente por los romanos en los años 132-135 d. C. Esta rebelión tuvo graves consecuencias y a partir del siglo III el principal centro normativo de la tradición judía se trasladó a Babilonia, aquí se elaboraron los sagrados escritos compilados por los Tanaítas y darían origen al Talmud Babilónico.
[6] Las ropas sacerdotales de quienes ministrarán el sacrificio en ese lugar ya están tejidas.
[7] Por otro lado quienes ministrarán en este templo también han sido entrenados y seleccionados de acuerdo a los requisitos explicados en la Torá.
[8] A pesar de que, según la tradición judía, su construcción será fruto de la “obra divina” según el Yehuda Glick, director del Instituto del Templo, “La Torá nos ordena levantar el Templo.
Conocidas como Al-Haram ash-Sharif -El Noble Santuario-, es para el islam su tercer lugar más sagrado después de La Meca y Medina.