Tercer tiempo

Se ha dicho que el tercer tiempo es tan o más importante que el juego mismo, porque en gran medida es allí donde los rugbistas aprenden a controlar sus pasiones y los sentimientos egoístas derivados de la confrontación física, para valorar al contrincante y concretar las relaciones de amistad y camaradería que permiten el hecho de practicar un deporte en común.

Con ello se busca que en el rugby el fin no sea la victoria, sino la camaradería y la amistad.

[2]​ En las tradiciones rugbísticas francesa y británica, el tercer tiempo es también un momento para el canto festivo colectivo.

[3]​ En muchos países, como Australia, Nueva Zelanda, Reino Unido, etc. el profesionalismo ha hecho que el tercer tiempo caiga en desuso, debido a que los jugadores profesionales actualmente son muy precavidos con la ingesta de alcohol, pues puede afectar su rendimiento.

[2]​ La creciente preocupación por el juego limpio y la recuperación del espíritu "deportivo" que caracterizó al amateurismo, y que obviamente ha sido afectado por la ultraprofesionalización del deporte en todas sus manifestaciones, ha hecho que muchas actividades deportivas hayan mirado al rugby, y en particular a la institución del tercer tiempo, como un ejemplo a imitar.

Tercer tiempo en Oxford (Inglaterra). El tercer tiempo es una tradición moral del rugby, de máxima importancia en el rugby infantil, engarzada con el espíritu de lealtad general que busca establecer el juego.