En consecuencia, una vez alcanzado el resultado más preferido del votante mediano, ninguna otra alternativa en voto mayoritario puede derrotarlo.
Por otra parte la forma fuerte del teorema dice que el votante mediano siempre obtiene su alternativa más preferida.
En primer lugar, puede explicar por qué los políticos tienden a adoptar programas y retóricas de campaña electoral similares.
Buscando ganar el voto de la mayoría, los políticos deben adaptar sus mensajes y programas al votante mediano.
[2] Por ejemplo, en los Estados Unidos, los candidatos demócratas y republicanos orbitan en torno al centro a medida que transcurren las campañas.
[2] En segundo lugar, el teorema puede explicar por qué los candidatos o partidos radicales rara vez resultan elegidos.