Justo lo que el cine desea capturar, mostrar, distorsionar y, al final, destruir.Describiendo a su público objetivo, Despentes dice: "Estoy escribiendo como una fea para las feas: las viejas brujas, las lesbianas, las frígidas, las mal folladas, las infollables, las neuróticas, las psicópatas, para todas esas chicas que no consiguen una mirada en el mercado universal de la chica consumible.Cita al psicoanalista de principios del siglo XX Joan Rivière y su artículo de 1929 Womanliness as a Masquerade, en el que Rivère discute sobre una mujer nerviosa que compulsivamente atrae la atención masculina como "un paso hacia la propiciación del vengador en sus esfuerzos por ofrecerse a él sexualmente."Despentes dice que este análisis ayuda a explicar" la inundación de 'hooker-chic' en la cultura popular contemporánea "."[2] Relatando que fue violada en grupo en 1986 a la edad de 17 años, Despentes explica cómo ha procesado la experiencia desde entonces, y cómo la sociedad degrada y silencia a las mujeres que son víctimas de agresiones sexuales.Ella señala que "después de la violación, la respuesta aceptable es volver la violencia hacia adentro, hacia ti mismo"[2] y describe la violación como "guerra civil, una organización política a través de la cual un género declara al otro, Tengo completo poder sobre ti" )."[2] La pornografía "golpea la esquina ciega de la razón", dice Despentes, dirigiéndose directamente a nuestras "fantasías primitivas" y dando así al material una "dimensión casi mística".Señala que la pornografía es una "prerrogativa masculina" que solo valora el deseo femenino tal como ocurre " a través de la mirada masculina"; volviendo orgasmos femeninos contra mujeres "haciéndonos sentir como fracasos si no llegamos al clímax".Ella observa cómo las reacciones críticas a su novela Baise-moi se centraron en su género y carácter percibido en lugar del contenido de su escritura.[2]) Ella esboza su propia revolución feminista ideal, que liberaría tanto a hombres como a mujeres del actual "sistema de mascarada forzada"[2] y concluye describiendo el feminismo como "una aventura colectiva, para mujeres, hombres y todos los demás".