No hay límites en el número de miembros y la entrada sigue siendo por distinción personal del monarca.
En aquel momento las órdenes de caballería más antiguas y de mayor rango eran la Orden de la Jarretera y la Orden del Cardo, siendo por otorgamiento personal del soberano, tal como había sido desde la época medieval, aunque su número se limitaba a 40 miembros entre ambas órdenes.
La orden estuvo abierta desde su creación para los extranjeros, como el prefecto de los Alpes Marítimos y el alcalde de Niza, siendo este el primero en recibir tal honor en 1896.
Los extranjeros pueden ser admitidos como miembros honorarios y no hay límite de población de cualquier grado, siendo posibles las promociones.
Los tratamientos protocolarios no son utilizados por los príncipes, princesas o pares de los grados más altos de la Orden, salvo cuando sus nombres están escritos en su forma completa para los actos más solemnes.