De 1820 a 1850 fue renovado el edificio, volviéndose un lugar “muy preferido de las familias más aristocráticas”, ya que contaba con una amplia huerta abierta a todo aquel que deseara pasear por los amplios jardines.
[2] En el texto Recuerdos del Carmen de Guadalajara, publicado en 1864, se menciona que el magnífico y bello templo, dedicado a la Virgen del Carmelo, sobresalía por poético y elegante; que contaba con 50 varas de longitud -repartidas en cinco simétricas bóvedas- y 12 varas de latitud.
En los cuatro intercolumnios estaban puestos cuatro santos carmelitas de cantera, medianos y toscos"[3] El conjunto conventual sufrió severos daños durante la Guerra de Reforma.
En 1874 se reanudó el culto en dicha capilla, misma que fue remozada y adaptada como templo durante las décadas siguientes, hasta su consagración oficial en 1938.
[5][6][7] López Moreno, Eduardo, La cuadrícula en el desarrollo de la ciudad hispanoamericana.