Según Tito Livio, el segundo rey de Roma, Numa Pompilio, decidió distraer a los primeros y belicosos romanos.
[3] Sabemos como se veía el templo debido a su representación en artefactos romanos y las descripciones de los eruditos que hablan del tema.
Tanto Virgilio[6] como Ennio[7] afirman que las puertas mantenían a Discordia y Furia dentro del templo durante tiempos de paz.
Horacio no se refiere a una prisión, pero puede interpretarse como diciendo paz, o el mismo Jano está encerrado en el templo.
El siguiente rey, Tulo Hostilio, abrió las Puertas de Jano cuando entró en guerra con Alba Longa.
No volvieron a cerrarse hasta el 29 a. C., tras la muerte de Marco Antonio y Cleopatra.
Nerón acuñó una gran serie de monedas con el Ara Pacis (y el mismo Jano con las puertas cerradas) en el reverso para conmemorar este evento.