En disciplinas astronómicas, un telescopio se califica como robótico si es capaz de hacer estas observaciones sin ser operado por un ser humano, aunque precise un operador para iniciar las observaciones al principio de la noche, o para terminarlas al llegar el alba.
Estos telescopios se han utilizado en astronomía en particular para la detección y el descubrimiento de planetoides, que podrían colisionar con la Tierra.
En el entorno militar, el telescopio robótico se utiliza para identificar y controlar los satélites artificiales.
Se estudiado muchos proyectos pero la complejidad y dificultades técnicas del momento hacía difícil su realización.
En 1993 John Baruch construyó el primer telescopio robótico completamente automatizado y conectado vía web, en la Universidad de Bradford, en el Reino Unido.