Telefonista

Entre sus tareas se encuentran la de recibir las llamadas entrantes tanto del exterior como del interior y dar paso su destinatario mediante la inserción de clavijas en el clavijero o pulsando teclas si se trata de centralitas electrónicas.

[1]​ En los primeros tiempos del teléfono, las comunicaciones se hacían a través de centralitas manuales.

En cada centro trabajaban una o varias operadoras que recibían las solicitudes de sus clientes y hacían las conexiones oportunas.

Cuando un abonado quería hacer una llamada, se dirigía a su operadora que se ponían en contacto con la telefonista de la centralita del segundo abonado para transmitir la llamada.

Finalmente, gracias a su contrastada dulzura fueron las mujeres las que consiguieron conquistar por completo el puesto de trabajo.

Telefonista, hacia 1911.
Telefonista frente a una centralita manual