Debido a la aparente debilidad de su marido ella tomó un papel importante en la vida imperial, siendo además una colaboradora activa en la Cruz Roja japonesa (Nippon Sekijūjisha).
Las relaciones entre el emperador y la emperatriz fueron muy cordiales, un signo de ello fue la falta de interés del emperador Taishō en obtener alguna concubina, rompiendo así con una tradición imperial japonesa centenaria.
Ella se opuso abiertamente a la participación de Japón en la II Guerra Mundial, esto le provocó un desencuentro con su hijo Hirohito.
Desde 1943 ella trabajó en un segundo plano con su tercer hijo el príncipe Takamatsu para provocar la destitución del primer ministro Hideki Tōjō.
Murió en el Palacio Omiya de Tokio a los 66 años, fue enterrada junto a su marido Taishō Tennō en el Tama no higashi no misasagi (多摩東陵) del Cementerio Imperial Musashi de Tokio.