Los japoneses rompen con el período clásico primero a través del shingeki, el teatro experimental en Occidente, y luego con la preponderancia de la vanguardia.
Hoy, el arte del teatro japonés es reconocido mundialmente por su calidad, con sus tres géneros clásicos inscritos en el patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.
Además de esto, los personajes están todos maquillados y muy estilizados con pelucas.
Llama la atención también la exageración a la hora de gesticular por parte de los actuantes; esto tenía como fin el evidenciar aún más la trama, ya que por norma general la comunicación entre público y actor era complicada debido a la difícil comprensión del habla japonés antiguo.
Muchas obras cuentan con historias budistas e incluyen un poema recitado por los artistas.