A pesar de los esfuerzos de Antonio por seguir los consejos de la terapia, su personalidad violenta e inseguridades le pueden y acaba desnudando y humillando públicamente en un balcón a su esposa.
[2] Para ello se recurrió a una hipotética terapia de grupo entre maltratadores.
[3] Esta película se rodó principalmente en Toledo, pero también hay escenas filmadas en Alcalá de Henares y Madrid.
Carlos Boyero escribió en El Mundo que: "Uno no ve personajes sino que ve personas, semejantes, con sus buenos momentos y también con sus miserias"[5] Mirito Torreiro, en Fotogramas, alaba la tarea de la película de tratar de entender no solo a la víctima sino la de meterse en el maltratador para "comprender su cerrazón, la forma en que la violencia se convierte en el único lenguaje a su alcance", sin justificar su comportamiento.
[6] La página La Butaca también alaba la "absoluta falta de maniqueísmo" y el que "no necesita mostrar la violencia en sí y ni mucho menos recrearse morbosamente en ella, sino que le basta con mostrar sus consecuencias".