[1] Sea como pintura o como relieve escultórico, la escena de Mitra sacrificando el toro es de representación obligada en cada mithraeum, al menos una vez y en la pared más alejada del espacio donde tenía lugar la actividad ritual.
Aunque con pequeñas variaciones, las principales características de la tauroctonia permanecen en todas las representaciones: Mitra se yergue sobre un toro al que ha hecho caer por la fuerza, que invariablemente aparece mostrando su perfil derecho, mientras mira al sol sobre el hombro derecho (las estatuas de Mitra en las que se muestra mirando al toro o al espectador son restauraciones de monumentos que habían perdido la cabeza de la época del Renacimiento).
Con su mano izquierda tira de la cabeza del toro por los morros, sea la nariz o la boca, nunca agarrándolo por los cuernos.
En alguna ocasión (V 2196), el cuchillo aparece clavado en el cuello del toro al tiempo que Mitra eleva su brazo en señal de triunfo.
De vez en cuando, Mitra aparece desnudo (2196 V, 2327, 201; 1275) Normalmente lleva un gorro frigio en su cabeza, como el usado por Atis.
En varias imágenes el toro está adornado con el dorsuale romano[2] a veces decorado con bordados.
Por lo general, en la mayoría de las escenas aparecen también un can (comúnmente identificado como un perro), una serpiente y un escorpión.
Rara vez ausente de los relieves, aunque a veces se incluyen como estatuas independientes, son las representaciones de Cautes y Cautópates, genios del sol naciente y del sol poniente, que portan antorchas.
En una serie de relieves, aparecen en las inmediaciones motivos vegetales o un árbol, a veces en ambos lados del toro, y en otras ocasiones, como en Nida, Alemania, en forma de corona alrededor del relieve.
En estos, la cuadriga del Sol está precedida por el joven desnudo Phosphorus, que corre una antorcha elevada.
Las constelaciones de Tauro (toro) y Scorpius (escorpión)[3] se encuentran en puntos opuestos del zodíaco, y entre ellas en una estrecha banda está una sección del cielo en la que se encuentran las constelaciones caninas (Canis Major, Canis Minor o Lupus), la serpiente (Hydra, pero no Serpens o Draco), los gemelos (Géminis), el cuervo (Corvus), la copa (Crater), el león (Leo), y la estrella de la "espiga" (Spica, Alpha Virginis) tal y como aparecían en el cielo los veranos de finales del primer siglo.
Sin embargo, la posibilidad de que estas correlaciones sean producto de una coincidencia involuntaria accidental es "improbable en extremo", aunque también es "estadísticamente insignificante" que las asociaciones fueran intencionales y a la vez incoherentes y poco sistemáticas.
Las figuras de otros dioses protectores (Juno-Hera, Océano, Hércules, Vulcano, etc) también aparecen a veces.
En el período posterior a Cumont, este reconocimiento fue revivido por primera vez por Stanley Insler (II Congreso, 1975), quien señaló que la tauroctonía podría interpretarse sólo en función del conocimiento greco-romano de los fenómenos astronómicos.