Talla lítica experimental

Por eso es normal tener ideas equivocadas o prejuicios en este tema: Cuando conocemos el origen de la materia prima, es importante examinarla sometiéndola a la talla experimental, lo que permitirá aclarar cuestiones básicas.

Si el yacimiento es rico en artefactos bellamente tallados en una materia prima local excelente, su interés será relativamente limitado.

Con algunas cuarcitas aparentemente de buena calidad es casi imposible conseguir lascas laminares, y más difícil aún es obtener hojas delgadas que no rompan al extraerlas.

No es un caso único, muchas rocas son fáciles de tallar en apariencia, pero tienen unas posibilidades muy limitadas; aunque, siempre se pueden probar métodos alternativos.

Por ejemplo: aunque ya es posible distinguir la talla por presión de la percusión indirecta con pieza intermedia (gracias a ciertas características significativas), en otros casos no se han reunido experimentos suficientes.

Si las muestras o los investigadores experimentales fuesen más numerosos, se podrían ampliar las observaciones y consolidar las conclusiones.

[17]​ Está claro, por otra parte, que nuestros progresos se aceleran cuando varios científicos experimentan sobre el mismo problema concreto.

Por ejemplo, ahora sabemos como conseguir la característica acanaladura de las Puntas Folsom, pues varios expertos la han obtenido por técnicas diferentes: hay expertos que han podido «aflautar» estas características puntas de proyectil por percusión directa, por percusiíon indirecta o, incluso, por presión.

Secundariamente, los especialistas en la talla experimental pueden mostrar a otros investigadores de la industria lítica si ciertas cicatrices son accidentales o intencionadas.

Por ejemplo, es relativamente fácil tallar un bifaz achelense extremadamente bello y simétrico pero es mucho más complejo extraer una punta Levallois.

Esta abrasión (fricción con un canto) siempre deja trazas y, a veces, causa intensos desgastes.

[19]​ Una vez que estas intenciones han sido aclaradas, su lugar en la cadena operativa debe ser definido.

[21]​ La talla experimental, como se comenta más arriba, debe estar motivada por una serie de hipótesis científicas.

Después hay que experimentar con cada una de las posibilidades técnicas, variando un solo parámetro cada vez y comprobando el resultado, y por último, contrastar los resultados, con los obtenidos en materiales arqueológicos, si puede ser, con los que estimularon la formulación de las hipótesis.

Incluso de los experimentos fallidos se pueden obtener conclusiones válidas, pues permiten valorar los fracasos que también tuvieron los tallistas del pasado.

A medida que la pericia del experimentador crece, se pueden ir añadiendo conclusiones científicamente válidas, con precaución y siempre a nivel particular; sólo cuando el investigador es muy experimentado, tanto como para poder controlar todos y cada uno de los parámetros de su trabajo, podemos confiar en que sus conclusiones se pueden generalizar.

En estas circunstancias, es posible reconstruir una o varias fases de la tarea del artesano prehistórico y replicar no el objeto en sí, sino los pasos que se han seguido en su elaboración.

Talla lítica experimental.
Artefactos tallados en diversas materias primas.
Un experimento de talla con percutor de asta de cérvido.
Punta de Folsom
Jacques Tixier dando una clase práctica de talla experimental.
Bifaz replicado experimentalmente con percutor blando de cuerna de cérvido.