Esto hizo pensar en reemplazar los viejos tanques, y afrontar para ello la construcción de un tanque en Argentina adaptado a las necesidades locales, que fuera superior a los de Chile y Brasil.
La cúpula militar vio esta como la mejor opción para modernizar el parque blindado, sobre todo teniendo en cuenta que si hubiese habido una guerra, nadie le vendería armamento ni repuestos a Argentina.
La familia AMX 13 tenía como ventaja, una cadena logística común, pero no satisfacía las exigencias del Ejército.
Buscando la racionalización el chasis y casco del nuevo tanque debían ser utilizados en la construcción de una versión IFV que sustituyera a los obsoletos semiorugas.
Como parte del contrato los alemanes proporcionaron las herramientas y formación para hacer posible la producción en Argentina.
También hay otra ametralladora del mismo calibre en el casco, en una pequeña torreta que se maneja por control remoto desde el compartimento de tropa.
En dicho compartimento se acomodaban hasta diez soldados junto a su equipamiento personal.
Los infantes podían observar el campo de batalla utilizando los visores instalados en las troneras.