Tío Pujio es una localidad situada en el Departamento General San Martín, provincia de Córdoba, Argentina.
[2] La Posta de Tío Pujio -de las voces quechuas tiú o tyú, arena y pukyu, manantial, cuya verdadera ortografía es Tinpukin-, quedó emplazada en las proximidades del antiguo cauce de un arroyo que provenía del río Tercero y desbordaba en el cañadón, y de cuya arena nace la voz indígena que identificaría la zona.
Por otro lado, hay quienes creen que el nombre deriva de Intipujio, por Inti, vocablo utilizado por los incas para referirse al sol, y pujio por manantial.
O quizás la forma coloquial más usada por los pobladores como Tiopiyu, por la unión de las voces quechuas.
[4] Transitaron por estos caminos, tras los sucesos revolucionarios de 1810 los ejércitos libertadores con destinos al alto Perú, y después las milicias federales….. Es el itinerario que recorren:… “las carretas cargadas de mercaderías y los viajeros a caballo.
Y es en definitiva, el escenario que transitan José María Paz y Facundo Quiroga… “se oirá proclamar al Tigre de los Llanos, orientando a sus hombres: “Estamos a la altura de Tío Pujio”.
Tejían redes, mosquiteros, y hasta un especie de torno para decorar sus vasijas.
Los únicos collares hallados sin uso, corresponden a indios Pampas, ya que durante los ritos funerarios tanto estos aborígenes como los Pámpidas, dejaban ofrendas de almejas en el lecho de los cadáveres para su posterior sepultura”.
[8] Por consiguiente: así como lo relatase Don Loreto Sánchez, un amigo y sempiterno transmisor del pasado, …en las inmediaciones de Tío Pujio se encontraba el antiguo Fortín en dirección noroeste; y más exactamente en la hoy localidad de Santa Rita, lugar donde hacía su asentamiento un reducido pero valeroso grupo de milicianos y gauchos, que con bravura, sables y lanzas de monte (como lo explicara José Hernández en su “Martin Fierro”) defendieron aquella tierra ganada por el blanco al indio, otorgando su vida hasta la muerte o hasta ganar lo que para el conquistador representaba el Nuevo Mundo, su hogar y su proyecto de sociedad….
La posta de Tío Pujio, remota precursora del actual núcleo urbano, no escapaba a la generalizada situación descripta, pese a que el curso del río Tercero, circunscribiéndola a unos kilómetros al oeste, ofrecía una barrera natural de contención para los desbordes indígenas, y que la presencia, más o menos, próxima-veinte kilómetros- del fuerte de Villa Nueva pudiera desalentarlos para sus incursiones.
La posibilidad de establecer una pacífica convivencia entre blancos e indígenas se frustró una y otra vez.
Volvería a intentarse en el año 1837 y ambas partes aportaron sus esfuerzos para conseguirlo.
Existen en la localidad un dispensario, varias escuelas primarias, una escuela secundaria, un Destacamento Policial, Juzgado de Paz y un edificio municipal en el cual se efectúan gran parte de las funciones administrativas.