La muerte del más veterano abad de un convento hace plantear el futuro a dos de sus monjes... Al morir el paternal abad que los tenía acogidos en el convento de clausura, fray Liborio y fray Clemente se ven desamparados.
Entre las escasas pertenencias del difunto descubren unas cartas que la familia de Fray Clemente le ha escrito durante años, pero que a él, un inocente lego hace 30 años, nunca le entregaron.
En el camino encuentran a Carmela, la olvidada hija de Juan, que se convierte en la amante de Pepe, y recogen también a Angélica, el gran amor de Juan, convertida ahora en una barata prostituta.
Además, el camino hacia Extremadura está plagado de sobresaltos: suicidas, maniobras militares, representantes del poder judicial ansiosos por hacer justicia, madres, novias, hermanos, guardias civiles...
No hay herencia, pero tampoco hay final, porque estos dos pobres ex-frailes, con sus ex-chicas tomarán, como tantos otros españoles, el camino del exilio: hacia Portugal, donde les espera una ¿nueva?