Altdorfer ha optado por un enfoque más profano y costumbrista, lo cual constituye una rara excepción.
Los claustros, salones y terrazas están llenos de gente conversando o paseando.
Detrás, entre los arbustos, apenas visibles, yacen los dos ancianos vigilando el aseo de la joven.
En primer plano en el lado inferior derecho del lienzo, Susana con su vestido rojo se dirige al palacio.
A la derecha, la narración concluye con el juicio y lapidación de los ancianos como castigo por su mentira.