Su función era la de ordenar los gastos del Estado.
En la época, se nombraron tres intendentes de finanzas.
El título de superintendente se debe precisamente a esta distinción.
Enrique IV de France sustituye nuevamente la superintendencia por un consejo.
Así el cargo funciona de forma intermitente, pero siempre con su destino vinculado intrínsecamente al del Consejo de Finanzas.