No obstante, su intención era crear una lírica científica e impersonal para los tiempos modernos: cantar las emociones y los sentimientos, pero sin personalizarlos jamás.
Desbordaba arte y pesimismo, componiendo estructuras de grandes pretensiones, aunque un poco frías, como en las Stances et Poèmes, las Épreuves, las Solitudes ("Soledades", 1869), La vie intérieure, Les Vaines tendresses o Le Bonheur (1888).
A partir de este último libro, fue postergando la poesía para centrarse en la estética y la filosofía.
Fue uno de los primeros valedores del capitán Alfred Dreyfus, participando en su defensa pública durante el polémico caso -véase: Caso Dreyfus) que agitó a la sociedad francesa entre 1894 y 1906.
También se distinguió como uno de los pocos artistas que se manifestó abiertamente a favor del proyecto de la Torre Eiffel en 1889 (modificando su opinión inicial contraria a la obra).