Se siente un hombre libre, diferente en su interior que decide regresar a su casa con la firme intención de dejar atrás su oscuro pasado y así empezar una nueva vida.
Tras su estancia en prisión, el panorama político y social de su patria, Serbia, ha cambiado notablemente al terminar la guerra.
En ese clima, a priori, tan halagüeño y esperanzador, Lazar descubre que su apartamento ha sido ocupado por una mujer, Jasna y su joven hija, Jovana, refugiadas bosnias en situación ilegal.
Jasna, al igual que Lazar, pretende comenzar una nueva vida con Jovana tras haber sido abandonadas por su marido y debe de hacer frente al autismo latente de su hija.
Viéndose incapaz de deshacerse de ellas, ya que no tienen ningún lugar a dónde ir, Lazar se ve obligado a convivir con ellas instaurándose un verdadero vínculo familiar entre ellos.