Desde el periodo barroco, pasando por el romántico y hasta llegar a la música contemporánea, los compositores han llevado cada vez más lejos tanto los límites de su forma estructural como las capacidades expresivas y técnicas del instrumento.
En las primeras sonatas para violín, el bajo continuo podía ser interpretado por un número variable de músicos, desde una viola da gamba, laúd, tiorba, cello, clavecín u órgano hasta un auténtico conjunto conformado por los anteriores, mientras el violín tocaba la línea melódica.
Georg Philipp Telemann escribió muchas sonatas al igual que Johann Sebastian Bach.
En sus últimas sonatas agregó un tercer movimiento rápido en varias formas.
[2] Mendelssohn, Schumann, Brahms, Schubert, Weber, Liszt, Richard Strauss, Franck, Fauré, Debussy, Prokófiev, Ravel, y Shostakovich, entre otros compositores posteriormente contribuyeron al repertorio llevando el formato a sus límites, o creando reglas de composición propias.