Entendida como composición poética, suele versar sobre el tema de la soledad y el desengaño.
La soleariya es un derivado de la soleá, en la que el primer verso es hexasílabo y los otros dos endecasílabos.
La soleá ha traspasado los límites de la literatura popular andaluza, incorporándose a la obra de autores como Manuel Machado, quien usó soleares y soleariyas en su libro Cante hondo (1912).
La pena quiere que viva; el querer quiere que muera (soleá) Llorando, llorando nochecita oscura, por aquel camino la andaba buscando.
(soleariya) La soleá es considerada como uno de los "cantes grandes" del género flamenco.