Fue llamada así en honor a su abuela paterna, Sofía de Halshany.
No se sabe cuándo exactamente comenzaron las negociaciones matrimoniales entre Sofía y el príncipe Federico de Brandeburgo, hijo del elector Alberto III Aquiles.
La idea podría haber emergido en el verano de 1470 cuando los representantes polacos Dziersław z Rytwian y Stanisław Ostroróg visitaron Brandeburgo.
En cuanto a los motivos políticos de este matrimonio, Casimiro IV buscaba aliados entre los alemanes ya que le preocupaba la influencia del emperador Federico III, que apoyaba el gobierno del príncipe polaco Vladislao en Bohemia.
Originalmente la boda entre Sofía y Federico debía llevarse a cabo en Poznan, pero el elector optó por Fráncfort.
Además, los senadores del rey, caballeros y otros clérigos, quienes habían viajado con su hija a Fráncfort, apenas recibieron regalos".
Incapaz de hacerlo, solicitó una prórroga, a lo que Alberto III accedió.
Por el incumplimiento de este pago, Sofía no pudo acceder a las tierras que se le otorgaron para su eventual viudez.
Cuatro meses más tarde, el 30 de agosto, su madre Isabel murió.