El societarismo fue la forma que adoptó el movimiento obrero en sus inicios cuando los trabajadores se organizaron mediante la creación de sociedades obreras (Arbeiterverein en alemán) por oficio y localidad para defender sus intereses.
[1] Por su parte las sociedades de ayuda mutua —para asistir a los obreros asociados cuando no tenían ningún ingreso porque enfermaban, sufrían un accidente o perdían su trabajo— se crearon no sólo con esta finalidad asistencial, una herencia de los gremios, sino también para dar cobertura legal a las sociedades de resistencia allí donde no estaba reconocido el derecho de asociación.
Refiriéndose al caso de España, y más concretamente al de Cataluña en los años 1830-1840, Tuñón de Lara afirma que al principio tuvieron un carácter temporal con una finalidad concreta, pero las comisiones obreras formadas para discutir las reivindicaciones con los patronos pronto exigieron que se las autorizara para convertirse en asociaciones permanentes.
[2] El movimiento societario era pragmático y no pretendía llevar a cabo ningún tipo de revolución social.
Así pues, la primera acepción de "republicanismo" era "justicia social"».