El general faccioso trasladó allí su administración, creando así una auténtica provincia carlista en el Maestrazgo.El día 14 los cristinos bombardearon la ciudad, logrando abrir algunas brechas, sin que esto amilanase a los defensores.Finalmente, con Cabrera peligrosamente cerca y la moral de sus hombres muy dañada, los mandos isabelinos iniciaron la retirada.[2][3] El sitio ocasionó un número inesperado de bajas en las tropas cristinas, si bien el mayor golpe fue anímico.La hazaña fue además valorada no solo por la prensa carlista, que elevó las victorias de Cabrera hasta el ridículo, sino también por la prensa internacional, que durante el cerco de Morella había prestado una especial atención a la guerra en España.