Sistemismo

Una sociedad humana, en cambio, es un sistema compuesto por personas y diversos subsistemas sociales unidos entre sí por vínculos de varios tipos: biológicos, políticos, económicos, etc.

Gnoseológicamente, el sistemismo exige que, puesto que el mundo es un sistema, el conocimiento de él también debe serlo; exige, además, la combinación de las estrategias top-down o microrreductiva y bottom-down o macrorreductiva,[nota 2]​ debido a que al estar las totalidades constituidas por componentes que interactúan entre sí el comportamiento de cada uno de estos últimos sólo puede ser comprendido en relación con los otros y su contribución a la totalidad.

[3]​ Una consecuencia gnoseológica del sistemismo ontológico de Bunge es que para conocer un sistema, sea este físico, químico, biológico, psicológico o social, resulta conveniente aplicar el enfoque CESM.

[2]​ Puesto que un sistema se caracteriza por poseer propiedades que sus componentes no poseen (vale decir, propiedades globales o emergentes), el sistemismo de Bunge es también emergentista.

Estas propiedades emergentes de los sistemas materiales (o concretos) permiten distinguir diferentes niveles ontológicos (físico, químico, biológico, etc.) relacionados por una multitud de procesos, pero irreducibles unos a otros.