Siricio

Había tratado asiduamente a Dámaso y trabajado bajo su influjo en Roma.

Sin embargo, su fuerte carácter y las tensiones que se habían suscitado entre el clero de Roma y él hicieron que no tuviera la aceptación necesaria.

Jerónimo abandonó definitivamente Roma en agosto de 385 y regresó a Oriente, estableciéndose en Belén.

[3]​ Siricio fue el primer papa en utilizar su autoridad en sus decretos utilizando palabras como: "Mandamos", "Decretamos", "Por nuestra autoridad..." en el estilo retórico típico del emperador.

Con tres decretales reafirmó la tradicional obligación de los clérigos (obispos, presbíteros y diáconos) de mantener la continencia, no quedando permitido a los clérigos casados tener relaciones conyugales con sus esposas.