[1] Se enfrentó a potencias emergentes como Babilonia y Ešnunna; esta última ejercía su control sobre las ciudades situadas en el valle del Diyala.
A pesar de su corto reinado, en casi todo él pudo conquistar nuevas ciudades.
A las ya vasallas de Larsa, entre las que destaba Ur, añadió Bad-Tibira y las ciudades de la cuenca del río Diyala, que conservó casi durante todo su trono.
[1] Durante los reinados de Nur-Adad y Sin-Iddinam Larsa vivió su apogeo cultural.
Se introdujo en la ciudad el género literario sumerio de los himnos reales.