Silvio Sericano (Castelleto d’Orba, 1889 – Roma, 1957) fue un sacerdote y diplomático vaticano que ostentó la representación diplomática provisional de la Santa Sede ante el Gobierno de la II República durante la Guerra Civil española.
Estudió Derecho Canónico y fue profesor del Seminario de Tortona, su diócesis natal.
En la primavera de 1936 fue enviado como auditor a la nunciatura apostólica en España.
Silvio Sericano quedó entonces como el último representante del Papa ante el gobierno constitucional de España y, posteriormente, ante las autoridades gubernamentales durante los primeros meses de la guerra.
En su caso, además, lo hizo acudiendo especialmente al ordenamiento jurídico vigente, buscando en la legalidad democrática los principales resortes para defender los derechos de los católicos.