Protagonizada por Vivien Leigh, Simone Signoret, José Ferrer, Lee Marvin, Oskar Werner, junto a un largo reparto.
Entre los pasajeros están Carl Glocken (Michael Dunn), que aparece en el papel de interlocutor con los espectadores; Mary Treadwell (Vivien Leigh) una madura y coqueta mujer; la Condesa (Simone Signoret) una activista política española; Siegfried Rieber (José Ferrer) un alemán políticamente superficial; Bill Tenny (Lee Marvin) un beisbolista vividor; Julius Lowenthal (Heinz Rühmann) un filosófico judío; y David (George Segal) y Jenny Brown (Elizabeth Ashley) una pareja de enamorados, junto a otros, que terminan conformando un microcosmos social de su época.
Y quién sabe, si miras con suficiente atención, es posible que incluso te encuentres en junta."
Los 600 trabajadores de tercera clase, deportados a España debido al bajo precio de mercado del azúcar cubano, animan a la activista condesa mientras sube al barco escoltada por la policía.
El capitán se tranquiliza con las peroratas de Rieber, creyendo que nadie podrá tomar en serio a su partido.
Cuando un trabajador de tercera categoría, amante de los animales, se ahoga salvando a Baby, que fue arrojado por la borda por niños traviesos, los Hutten se preocupan por Baby e ignoran al salvador muerto.
El judío Lowenthal está sentado en una mesa auxiliar con un enano llamado Glocken, y los dos se unen por su exclusión social.
Glocken le dice que puede ser el tonto más grande del barco.
David está desconsolado por su falta de éxito como artista socialmente comprometido; la independiente Jenny considera que el arte de Davidno no se puede vender y no está lo suficientemente dispuesta a apoyarle.
Johann, un cuidador no remunerado de Herr Graf, su tío inválido, ignora a la modesta e insegura Elsa, que viaja con sus padres.
En cambio, Johann se siente atraído por una de las bailarinas, quien lo rechaza por no poder pagar.
Cuando su compatriota estadounidense, el exjugador de béisbol Bill Tenny, se sienta a su mesa, lo encuentra grosero.
El barco llega a Tenerife donde desembarcan los trabajadores de tercera clase deportados.
Glocken pregunta al público de la película si están pensando: "¿Qué tiene todo esto que ver con nosotros?
[5][6] La actuación de Leigh estuvo teñida de paranoia y resultó en arrebatos que estropearon su relación con otros actores, aunque tanto Simone Signoret como Lee Marvin fueron comprensivos y comprensivos.
[7] En particular, durante el rodaje de una escena, golpeó a Lee Marvin con tanta fuerza con un zapato con púas que le lastimó la cara.