Cinco días más tarde, distanció a sus rivales en la clasificación con una sensacional crono en Aix-les-Bains.
A partir de entonces, solo tuvo que limitarse a aguantar en su terreno verdaderamente predilecto, la alta montaña, para ganar la general con 3′33” de ventaja sobre su compatriota Ruslav Galetdinov, no sin antes sumar un último éxito parcial en Thonon-les-Bains.
Las tres etapas ganadas por “Soukho” contrastaron con una general copada en sus cuatro primeras posiciones por atletas de la “Madre Patria”, en una carrera donde Faustino Rupérez acabó sexto y el luego campeón del mundo Claude Criquielion fue séptimo.
Sin embargo, su carácter individualista le impidió participar en el Campeonato del Mundo amateur de aquel año.
A mitad de carrera ya iba destacado con su compatriota Yuri Barinov y el polaco Czesław Lang, pero no quiso competencia alguna en el sprint y pronto los soltó para adjudicarse la victoria en solitario.
Por detrás, futuros “número 1″ como Marc Madiot (ya en contrato con Renault), Stephen Roche, Peter Winnen o Adrie van der Poel terminaron con el pelotón ¡¡a 8′30” de Sujoruchenkov!!
En realidad, su condición de soviético le impidió alcanzar muchos logros que los occidentales sí podían conseguir.