Septimio Severo

De ascendencia itálica (por su madre) y púnica-bereber (por su padre), Severo logró hacerse sitio en la sociedad romana e incluso tener una próspera carrera política, en la que llegó a ser gobernador de Panonia.En esta campaña sus soldados saquearon la ciudad de Ctesifonte y vendieron a los supervivientes como esclavos.Sus relaciones con el Senado nunca fueron buenas, pues se había hecho especialmente impopular entre los senadores al acotar su poder con apoyo del ejército.Aunque sus ansias de poder convirtieron a Roma en una dictadura militar, Septimio Severo fue muy popular entre la población debido a que restableció la moral tras los años decadentes del gobierno de Cómodo, y consiguió contener la corrupción que se había instalado en todos los órdenes.[10]​ El historiador Dión Casio lo describe como un hombre de poca estatura, corpulento y taciturno.Durante el reinado de Cómodo desempeñó de manera brillante su carrera senatorial y fue destinado durante una época a la Galia Lugdunensis, en cuya capital, Lugdunum (Lyon), nació su hijo mayor.Pertinax fue elegido por el Senado como nuevo emperador después de que pagara un generoso donativum a los pretorianos.A su llegada al poder, el nuevo emperador se percató de que las arcas imperiales estaban vacías.Tres meses después fue asesinado y sucedido por Didio Juliano, quien adquirió el trono en una subasta dirigida por los pretorianos en la que se impuso al suegro de Pertinax, Tito Flavio Sulpiciano.[12]​ Tras la batalla, en la que Severo y sus legiones resultaron victoriosos, Albino escapó, suicidándose poco después.Se envió su cabeza a Roma y su cuerpo fue arrojado al Ródano.Habiendo consolidado su poder, Septimio Severo tomó el nombre de Pertinax, se proclamó hijo de Marco Aurelio, y creó una genealogía ficticia que se remontaba a Nerva.Septimio Severo erigió un conjunto de importantes construcciones:[14]​[15]​ Septimio Severo modificó la estructura de la organización gubernamental del Imperio: A fin de consolidar su sucesión, Severo casó a su hijo Caracalla con Plautila, hija del prefecto del pretorio Cayo Fulvio Plauciano.Severo le hizo asesinar y Plautila fue recluida en la isla de Lipari.[17]​ Según Dión Casio, en su lecho de muerte Severo pronunció una frase que aún hoy sigue siendo famosa: [18]​ Tras su muerte, Severo fue deificado por el Senado, y sucedido por sus hijos, Caracalla y Geta, que fueron asesorados por su esposa, Julia Domna.Por su parte, los funcionarios hicieron uso de las disposiciones legales existentes para proceder con rigor contra los cristianos.Posteriormente fue en la Galia, especialmente en Lugdunum, donde los cristianos fueron perseguidos de manera más cruel.
Septimio Severo, Julia Domna, Caracalla y Geta.
Busto de Julia Domna .
Tondo de la familia de Severo.
Arco del triunfo de Severo.
Busto del emperador Caracalla , hijo de Severo, quien heredó el imperio tras la muerte de su padre.
Aureus con la efigie de Septimio Severo.