Como en otras óperas del bel canto, como Lucia di Lammermoor o I Puritani, el libreto incluye una escena de locura, y aunque en esos otros casos estaba dedicada al personaje femenino principal, en este caso está encargada a Assur, un bajo.
Sin embargo, su hijo se ha salvado de la muerte y ahora, bajo el nombre de Arsace y sin que su identidad sea conocida por él o su madre, es un exitoso comandante del ejército asirio.
Sin embargo, Semiramide se enamora de Arsace y declara que él será el sucesor del trono; a la vez que entrega la mano de Azema, no a Assur, sino a Idreno.
El fantasma del rey Nino aparece ante la sorpresa y pavor de todos, para advertir que algunos crímenes deben ser expiados.
Oroe, el sacerdote supremo, le cuenta a Arsace cuál es su origen y quiénes son los culpables de la muerte de su padre; Arsace a pesar del dolor que siente, jura vengar esa muerte.