A partir de dicha fecha, la FIFA y el COI deciden restringir el acceso a los futbolistas profesionales, naciendo así la época «amateur» del fútbol en los Juegos Olímpicos.
Cuando a la mayoría de asociaciones y confederaciones mundiales había llegado ya la profesionalización en este deporte, llegaba esta restricción en el evento olímpico, principalmente para buscar una mayor competitividad entre los participantes (debida el gran desequilibrio entre selecciones, donde por ejemplo las sudamericanas o europeas, eran muy superiores al resto), y que el evento olímpico no desluciese a la ya existente máxima competición futbolística a nivel mundial, la Copa del Mundo.
[1] Dicha normativa favoreció especialmente a los equipos de la Europa del Este, que viendo como la restricción no les afectaba a ellos, al no tener jugadores profesionales a los que impedir acudir al torneo ya que seguían compitiendo con el mismo equipo desde sus fundaciones, esto es, con jugadores no profesionales, ya que en dichos países no se aplicaba tal circunstancia para sus deportistas futbolísticos, se convirtieron en los grandes dominadores del torneo, ganando todas las ediciones siguientes a excepción de la de 1984 celebrada en Los Ángeles y la de 1948 celebrada en Londres.
[n 1] Esta circunstancia obligó a que las selecciones de la UEFA,[n 2] Conmebol y CONCACAF debieran desarrollar nuevas selecciones al margen de la absoluta para poder participar en el torneo.
Durante dicho período, la mejor actuación del combinado es un 5.º puesto en la edición de 1968 celebrada en México D. F. hasta que en 1992 se produjese una nueva variación en la normativa.