Las primeras máquinas de vapor usaban una junta de cáñamo para sellar la cámara de expansión,[3] lo que causaba una alta resistencia a la fricción y no proporcionaba un sello muy eficaz.
En 1854 se afirmó que un diseño revisado tenía una vida útil de hasta 4000 mi (6400 km).
[6] Este diseño se basó en el descubrimiento de que un anillo perfectamente redondo (antes de la instalación) con una hendidura no ejerce una presión uniforme sobre las paredes del cilindro una vez instalado.
El anillo del pistón revisado se fabricó con una forma ovalada, de modo que ejerciese una presión uniforme una vez instalado.
El cambio a anillos de pistón metálicos redujo drásticamente la resistencia a la fricción, la fuga de vapor y la masa del pistón, lo que generó aumentos significativos en la potencia y la eficiencia, así como mayores intervalos de mantenimiento.