[2] Allí, confundidos con compañeros de los uruguayos, los periodistas fueron recibidos por hombres armados que mantenían retenida a Lilián.
Con la democratización uruguaya en 1984, el matrimonio fue liberado y confirmó los detalles del secuestro.
Seelig fue denunciado a la justicia brasileña pero, como Lílian y Universindo estaban prisioneros en Uruguay sin permiso para exponer, fue absuelto por falta de pruebas.
[6] Uno de ellos, el capitán Glauco Yanonne, torturó personalmente a Universindo en la sede del DOPS, en Portoalegre.
[8] El autor de la llamada telefónica anónima, Hugo Cores, un ex-preso político uruguayo que vivía clandestinamente en Sao Paulo en la época del secuestro, dijo a la prensa brasileña en 1993 : "Todos los uruguayos secuestrados en el exterior, en torno a 180, están desaparecidos hasta hoy.