Señor de Luren

Las festividades y procesiones en honor al Señor de Luren constituyen la segunda multitudinaria manifestación religiosa más grande del Perú.

Para el historiador Arturo Jiménez Borja, esta es una procesión recogida, respetuosa, iluminada por infinitos cirios que portan las manos de sus devotos seguidores.

Rivera encontró un lugar adecuado donde se levanta la actual ciudad de Pisco, a siete leguas del mar, en el sitio conocido como San Gallán.

El cajón estuvo en el mar durante mucho tiempo hasta que fue varado por las olas en una playa próxima al puerto del Callao.

Obligados por la capitanía de puerto del Callao, los monjes trasladaron el cajón al convento, donde quedó olvidado.

Cuatro siglos más tarde, en 1918, un 23 de junio, un severo incendio lo destruyó, dañando seriamente a la imagen.

El fuego respetó el tronco de Cristo, mas no la cabeza y las extremidades, que se quemaron.

Repuestos del dolor causado por la pérdida, los iqueños encargaron a sus mejores artistas la restauración de la imagen.

Actualmente, ya construyeron la nueva iglesia del señor de Luren, teniendo un museo en su interior con maquetas, dibujos y otras acciones realizadas por los encargados.

Antigua imagen de Señor de Luren, antes del incendio de 1918.
Santuario del Señor de Luren
Vista frontal del templo donde se pueden observar los daños en el edificio.