[1] Los primeros testimonios del uso del término se remontan a 1895, cuando se registra su uso por parte de Ferdinando Russo: «En jerga, estos muchachos, que se lanzan descuidadamente por el camino de las cárceles y del arresto domiciliario, son denominados scugnizzi».
En 1897 se publicaron unos sonetos de Russo titulados precisamente 'E scugnizze.
[3] Según otras teorías, el término scugnizzo podía proceder del verbo latino excuneare («romper con fuerza»).
[4] En la cultura popular, la figura del scugnizzo, a pesar de que a menudo sea impertinente y maleducada, es percibida habitualmente como simpática y positiva: por esto ha sido escogido como protagonista o personaje de películas como L'ultimo scugnizzo (1938), Paisà (1946), Uno scugnizzo a New York (1984) y Scugnizzi (1989).
Giulia Civita Franceschi intentó revertir el estereotipo del scugnizzo con un proyecto educativo centrado en la reconstrucción de los afectos.