Monumento a Walter Scott en Edimburgo

El piso más alto, al que se llega tras 287 peldaños, permite alcanzar la cúspide del edificio (a aquellos visitantes que lo alcancen se les entrega un certificado para conmemorar el evento).La mugrienta atmósfera del Edimburgo victoriano, que entonces era conocido como Auld Reekie (o la vieja [ciudad] humeante) por la gran contaminación industrial, provocó que las piedras perdieran su color original, adquiriendo una tonalidad negruzca.En la actualidad una especie de aceite sigue rezumando por sus paredes, que conservan el tan característico color negro.[1]​ Después del fallecimiento de sir Walter Scott en 1832, se convocó un concurso público para elegir el diseño para un monumento conmemorativo en su honor.No obstante, el diseño, que era similar a uno que había presentado tiempo atrás para la Catedral de Glasgow y que había sido rechazado, alcanzó gran popularidad entre los jueces y el público, logrando la primera mención (1838) y el consiguiente premio: la concesión del contrato de obras para su ejecución.
Scott Monument
Detalle del Monumento.