En la mitología hinduista Satiavati fue una pescadora, madre del sabio Viasa, que se convirtió en reina.
Cuando amaneció, el pescador le ordenó a su hija virgen, la niña Satiávati, que cruzara al sabio en su bote de pesca.
Al acercarse a la niña, el sabio Parashará se dio cuenta de que el olor provenía del cuerpo de ella, entonces la insultó llamándola Matsia Gandhi (‘olorosa a pescado’).
El poderoso místico le prometió que, después de tener su hijo, ella seguiría siendo virgen.
De todos modos ella se siguió negando, aduciendo que ―según las escrituras sagradas hinduistas―, un bote era un lugar pecaminoso para concebir un hijo.
La niña todavía se negó una vez más, ya que estaban a la vista de las personas presentes en ambas riberas del río.
Recibió varios nombres: También sería conocido como Satiávatī Suta, Sātiávata y Sātiávateia (que significan ‘hijo de Satiávati‘).
Apenas nació, el bebé se convirtió en adulto y abandonó la isla por sus propios medios, adoptando la vida de un asceta.
Como resultado, Bhishmá fue forzado a obedecer todas las órdenes de Dritarastra, sin importar las injusticias que se hacían contra los Pándavas.